dejavu

hoy no tengo cauce ni entro en trance

La necesidad de tener a alguien al costado, que coja esa lágrima que cae de una mejilla y se la guarde en el alma para que no le duela a uno. Deseo inopinado y tal vez tan solo momentáneo. El nudo en la garganta y el frío que traspasa mi espalda me hacen quebrantable. El día se hace lento, camino ligero y el no saber donde estar me encuentra en tiempos pesados. No hay personas ni lugares, solo hay un cuerpo destinado a ser espectro de sus dudas y materia de sus dolores. Empiezo a buscar rostros que me sean amigables, mas solo encuentro otros que parecen alejados; busco lazos que defiendan mi momento, mas solo encuentro otros que me incitan a escaparme. El minuto golpea el silencio turbador, esta cama se detiene en el desorden y no hago más que mirar a una paloma que despliega sus virtudes libertarias.
Destrozándome en estas letras dulcifico mi melancolía en este extraño invierno. Siento golpes y caricias que no vienen de este tiempo. Siento pasos que me dan miedo. Y hasta siento que te puedo extrañar como extraño aquel verano. En esto no hay motivos ni razones. Tampoco los quiero encontrar. Solo escribo porque empiezo a descubrir que este puño se está moviendo sin dolor. Hoy no tengo cauce ni entro en trance.