El subconsciente de mis meses trastocados. La historia empieza y termina así. Esa palabra mágica despierta mis más certeras emociones y rehace mis más conspicuos dolores. Porque cuando me levanto un día en el que las ganas no me alcanzan y el deseo es mandar a la mierda todo. Pues, como por arte de magia o por propia genética, el otro yo que tengo me enseña a andar en ese día, aunque sea a trancas. El toma mi mano y empieza a escribir, juntando los pedazitos de vida que despilfarre con pasión. Esos lazos no se mueren, a pesar de que a veces la memoria juega a ponerme maldades que creo no viví. Porque yo tuve agostos que llorar, jueves que besar y veranos que tiritar. También tuve enigmas que sepultar, versos que romper y verdades que cambiar.Y aunque por ratos, no consiga disipar mi soledad o destrozar mi silencio se que llevo en mi el poder de fulminar de un solo carajo al otro yo sumergido, que me esconde los retoños de mis días sonrientes y más parece un embustero acoplado. Esos días que no viven sin amor, que no siguen la razón ni encandilan a su Dios. Los hay, aunque pocos. Dispersados en personas y viviendo en este mundo tengo que saludar que a veces se topan conmigo. Mi encierro en dos conscientes en guerra eterna puede ser concepto de mis dudas y tranquilamente razón de mis sin razones. Pero sé que 17 años no me lo van a decir con seguridad. Como el invierno y el verano, como el amor y el desamor, como ella y ella, como mis pasos y mis palabras. Muchas veces esa guerra de conscientes la gana el sub- y yo estoy feliz por eso. Así tenga que enfrentar deseos u olvidar caricias yo no puedo condenarlo a ese lugar donde olvido cosas que deben ser eternas
Escrito por Edu a las 18 de Mayo 2004 a las 07:32 PM