dejavu

dulce lujuria

Cuando inventas sonrisas
en los ojos de palo
yo deseo los días
en que estuve a tu lado

aunque vuelva a tus besos
y a tus piernas dormidas
no evito venganzas
y te pongo de espalda

si tu pasas ligera
con belleza embustera
yo reanimo mis ganas
de dormirte amarrada

y si escapas del sueño
que invento a momentos
yo te busco en confines
y te vuelvo a mi enredo.

hoy no tengo cauce ni entro en trance

La necesidad de tener a alguien al costado, que coja esa lágrima que cae de una mejilla y se la guarde en el alma para que no le duela a uno. Deseo inopinado y tal vez tan solo momentáneo. El nudo en la garganta y el frío que traspasa mi espalda me hacen quebrantable. El día se hace lento, camino ligero y el no saber donde estar me encuentra en tiempos pesados. No hay personas ni lugares, solo hay un cuerpo destinado a ser espectro de sus dudas y materia de sus dolores. Empiezo a buscar rostros que me sean amigables, mas solo encuentro otros que parecen alejados; busco lazos que defiendan mi momento, mas solo encuentro otros que me incitan a escaparme. El minuto golpea el silencio turbador, esta cama se detiene en el desorden y no hago más que mirar a una paloma que despliega sus virtudes libertarias.
Destrozándome en estas letras dulcifico mi melancolía en este extraño invierno. Siento golpes y caricias que no vienen de este tiempo. Siento pasos que me dan miedo. Y hasta siento que te puedo extrañar como extraño aquel verano. En esto no hay motivos ni razones. Tampoco los quiero encontrar. Solo escribo porque empiezo a descubrir que este puño se está moviendo sin dolor. Hoy no tengo cauce ni entro en trance.

el quisiera bifurcado

Quisiera ser y no ser,
quisiera estar y no estar,
poder tener la mitad de esta noche
y sentir el placer de escribir tantas líneas
sin reir ni llorar

quisiera ver y no ver,
quisiera oir y no oir,
caminar en las calles mojadas
de este invierno que funge aliviado
y me aplasta en sus tardes tranquilas
que al final también son muy frías

quisiera sentir y no sentir,
quisiera poder y no poder,
volver a veranos frustrados
que al principio mostraban sonrisas
de esperanzas vestidas y hermosas
y al final no eran más que golpes
intentando ser tan solo caricias

quisiera y no quisiera
mover este puño
para tan solo escribir
que hoy vivo sin mundo

aún me gusta ser el mismo

Aún me gusta entenderte, así tan inocente
porque rompes mis sentidos
y tus lados malos son ambiguos

aún me gusta adorarte, así tan displicente
porque arrastras mi torpeza
a momentos que no pesan

aún me gusta poder verte, así tan felizmente
porque envuelves mi tristeza
en inviernos que se alegran

aún me gusta conversarte, así tan débilmente
porque quitas los pecados
de mis días solitarios

aún me gusta conocerte, así tan derrepente
porque empiezo a descubrirte
en el tiempo diferente

aún me gusta consolarte, así tan sagazmente
porque adquiero la esperanza
que tu mundo me demanda

y aún me gusta recordarte, así tan velozmente
porque olvido los motivos
del porqué hoy yo te escribo

empezó la pasión...

La copa empezó y la angustia también. El balón comenzó a rodar y por fin en el Perú. Ayer en el estadio, esperanzas desmedidas y euforia por doquier al principio, después rostros de temor y al último gritos de explosión. La selección tan irregular, para no perder la costumbre empezó perdiendo cuando debió asegurar, y luego terminó por conseguir un punto que nadie esperaba. Otra vez el hincha peruano y su pasión por el futbol a flote, a pesar de que motivos no falten para abandonar el coche. La noche propicia, la inaguración, la fiesta y las tribunas repletas de gargantas afónica como la mía esperando gritar el gol. Ese gol para dormir feliz y despertar en paz.
Bueno, esta copa comenzó y no sé si al final nos falten razones para brindar. Al menos sé que durante este mes las pasiones en este país estarán al tanto en un cesped y un balón en las redes...porque el fútbol es más que eso y yo también quiero celebrar.

miedos de esta noche

Y entre paredes que no hablan
y susurros que se callan
desmenuzo los detalles
de esta noche descuidada

una noche que es real
en el frio de este invierno
despintado y apartado
como el final de aquel verano

esta noche de misterios
que parecen mas horrendos
en los bordes de tu rostro
que me muestran el retorno

gestos vienen, gestos van,
yo me cuido de la noche,
de la noche de pasillos
solitarios y olvidados

deseos

Pedirte los ojos de un día soleado,
porque ese es el día
en el que perdí los míos

decirte los versos de aquellos momentos
en letras desiertas
de alegres sonrisas

contarte la vida sin meses dolidos
con voces austeras
que fingen caricias

hablarte al oido del pacto acabado
en susurros de amor
que parecen reclamos

vencerte en las noches de inviernos tan fríos
con dulces misterios
que tal vez recuerdes

y verte dormida en los últimos días
del fin de este mundo
que apenas descubro